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lunes, 3 de diciembre de 2012

Los duendes de los árboles



     Para ver a un duende, lo primero que tienes que hacer es buscar un rincón tranquilo en el bosque, entre  viejos árboles, sentarte en el suelo, cerrar  los ojos, y esperar un momento, si tienes un poco de suerte y de paciencia, el duende aparecerá. 
    Cuando empieces a oír un agudo “tuiiiiiit” es que ya está ahí, ya lo has oído, ahora lo difícil es verlo.



Sargas trasmochas (Salix alba)











Chopos cabeceros (Populus nigra)




     Tienes que estar atento, pues  se mueve rápido de él tronco de un árbol a otro, de arriba abajo, cambiando de rama, e inspeccionando cada grieta de la corteza en busca de bichillos.

   Bueno, el duendecillo de los árboles es el agateador común (Certhia brachydactyla), un pajarillo diminuto, insectívoro y forestal, que prospecta constantemente los troncos de los árboles de los que extrae el alimento, con su pico fino, largo y curvo.
Su plumaje resulta muy críptico. El dorso y las alas del agateador común muestran un mosaico de colores marrones-castaños de diferentes intensidades, salpicado con motas más claras, grises o crema. Las partes inferiores de su cuerpo, por el contrario, son de color blancuzco. La cola, nos recuerda a la de los pájaros carpinteros  pero en miniatura; larga, parda y se compone de plumas con el raquis grueso y libre de barbas en su extremo distal, y le sirve de apoyo, cuando va trepando por los árboles. 



























     Este, con mucha dificultad, lo he podido fotografiar esta mañana, en las fuentes, mientras gateaba por los robustos y agrietados troncos de las sargas y los chopos cabeceros. Este pequeño pájaro es otro de los muchos seres que se beneficia de estos árboles trasmochos. Si queremos seguir viendo al pequeño duende tenemos que conservar los ancianos cabeceros.



Salu2






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